Principios políticos e ideológicos del
deporte
Entendemos
ideología como las cogniciones sociales compartidas por los miembros de un grupo,
es decir, los sistemas de ideas y especialmente, las ideas sociales, políticas
o religiosas.
En
ella la dimensión social explica qué tipo de grupos y qué relaciones se
establecen entre los grupos y las instituciones que participan en el desarrollo
y la reproducción de las ideologías en donde juega un papel fundamental el
discurso, cuyos niveles de estructuras están determinados por la misma. Por el
hecho de ser sistemas de ideas de grupos sociales y movimientos, las ideologías
no sólo dan sentido al mundo, desde el punto de vista del grupo, sino que
también proporcionan el fundamento de las prácticas sociales de los miembros
del mismo.
“Una de las prácticas sociales más importantes que las ideologías determinan es el uso del lenguaje y del discurso que así mismo también influencian la forma de adquirir, aprender o modificar las ideologías. La mayor parte de nuestro discurso, especialmente cuando hablamos como miembros de un grupo, expresa opiniones con un fundamento ideológico. (Teun A. van Dijk, 2003). Tener en cuenta estas dimensiones discursivas de las ideologías consideramos de fundamental importancia ya que es uno de los modos en cómo se reproducen las ideologías en la sociedad marcando "pautas sociales" permitidas que, por presión externa, se irán inscribiendo en el cuerpo de los individuos dando sentido a lo que éstos van reproduciendo: modos, hábitos y costumbres.
Ejemplo de ello son las rezonificaciones que fue sufriendo el deporte en virtud de nuevas construcciones sociales que, como tales, no pueden ser consideradas independientes de los diferentes fenómenos que fueron dándose en la historia de la humanidad, específicamente la constitución de los Estados-nación y, por consiguiente, la sociedad de masas; lo que significa que su existencia solo puede ser imaginada bajo condiciones históricas particulares, en contextos de sociedades masivas industriales, implica esto reconocer e identificar la dimensión política como componente de nuestras prácticas; su desconocimiento desde la Educación Física, en tanto disciplina escolar masiva, y ámbito legitimado por la escuela donde es pertinente intervenir programáticamente sobre el desarrollo motriz de los ciudadanos, genera un progresivo vaciamiento de sus contenidos disciplinares, como asimismo desvalorización de la influencia que ella tiene en la conformación psíquica y social de los sujetos, proceso que surge por la internalización de instituciones.
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Entendemos las instituciones como objetos culturales que tiene cierta cuota de poder en tanto los sujetos interiorizan, en los diferentes momentos de socialización, valores y pautas culturales sostenidas por ellas, lo que permite un acuerdo para encarar y conducir una obra colectiva. Al respecto, Enriquez sostiene que en la medida en que inician una modalidad específica de relación social, en la medida en que tienden a formar y socializar a los individuos de acuerdo con un patrón especifico y que tienen voluntad de prolongar un estado de cosas, desempeñan un papel esencial en la regulación social global.
Estas pautas, normas y valores culturales internalizados por los individuos le imprimen su sello a las representaciones que los sujetos construyen sobre el entorno que los rodea, sobre sí mismos, la sociedad y sobre la naturaleza en la cual se constituyen como personas; de esta manera, los sistemas culturales establecen un sistema de valores y normas, un sistema de pensamiento y acción, una armazón estructural que se cristaliza en atribución de lugares, expectativas de roles, conductas más o menos estereotipadas, costumbres de pensamiento y acción y rituales.
De esta manera las representaciones, siguiendo a Moscovici y Jodelet (Arbeláez Gómez, M. C., 2000), se convierten en una manera de interpretar y de pensar la realidad cotidiana; este modo de interpretar la realidad, responde a una “red de significación social” que al ser internalizada por los sujetos se convierten en núcleo central de la representación, existiendo una dialéctica entre lo individual y lo social. (DELVAL, J., 1989).
“Una de las prácticas sociales más importantes que las ideologías determinan es el uso del lenguaje y del discurso que así mismo también influencian la forma de adquirir, aprender o modificar las ideologías. La mayor parte de nuestro discurso, especialmente cuando hablamos como miembros de un grupo, expresa opiniones con un fundamento ideológico. (Teun A. van Dijk, 2003). Tener en cuenta estas dimensiones discursivas de las ideologías consideramos de fundamental importancia ya que es uno de los modos en cómo se reproducen las ideologías en la sociedad marcando "pautas sociales" permitidas que, por presión externa, se irán inscribiendo en el cuerpo de los individuos dando sentido a lo que éstos van reproduciendo: modos, hábitos y costumbres.
Ejemplo de ello son las rezonificaciones que fue sufriendo el deporte en virtud de nuevas construcciones sociales que, como tales, no pueden ser consideradas independientes de los diferentes fenómenos que fueron dándose en la historia de la humanidad, específicamente la constitución de los Estados-nación y, por consiguiente, la sociedad de masas; lo que significa que su existencia solo puede ser imaginada bajo condiciones históricas particulares, en contextos de sociedades masivas industriales, implica esto reconocer e identificar la dimensión política como componente de nuestras prácticas; su desconocimiento desde la Educación Física, en tanto disciplina escolar masiva, y ámbito legitimado por la escuela donde es pertinente intervenir programáticamente sobre el desarrollo motriz de los ciudadanos, genera un progresivo vaciamiento de sus contenidos disciplinares, como asimismo desvalorización de la influencia que ella tiene en la conformación psíquica y social de los sujetos, proceso que surge por la internalización de instituciones.
Entendemos las instituciones como objetos culturales que tiene cierta cuota de poder en tanto los sujetos interiorizan, en los diferentes momentos de socialización, valores y pautas culturales sostenidas por ellas, lo que permite un acuerdo para encarar y conducir una obra colectiva. Al respecto, Enriquez sostiene que en la medida en que inician una modalidad específica de relación social, en la medida en que tienden a formar y socializar a los individuos de acuerdo con un patrón especifico y que tienen voluntad de prolongar un estado de cosas, desempeñan un papel esencial en la regulación social global.
Estas pautas, normas y valores culturales internalizados por los individuos le imprimen su sello a las representaciones que los sujetos construyen sobre el entorno que los rodea, sobre sí mismos, la sociedad y sobre la naturaleza en la cual se constituyen como personas; de esta manera, los sistemas culturales establecen un sistema de valores y normas, un sistema de pensamiento y acción, una armazón estructural que se cristaliza en atribución de lugares, expectativas de roles, conductas más o menos estereotipadas, costumbres de pensamiento y acción y rituales.
De esta manera las representaciones, siguiendo a Moscovici y Jodelet (Arbeláez Gómez, M. C., 2000), se convierten en una manera de interpretar y de pensar la realidad cotidiana; este modo de interpretar la realidad, responde a una “red de significación social” que al ser internalizada por los sujetos se convierten en núcleo central de la representación, existiendo una dialéctica entre lo individual y lo social. (DELVAL, J., 1989).
No mezclar política con deporte es un argumento que hemos oído en muchas ocasiones, siempre de forma interesada. Sin embargo, hay maneras mucho más sutiles de mezclar deporte y política: los grandes eventos.
ResponderEliminarRecientemente dos estudios sobre los Juegos Olímpicos de Londres 2012 han señalado, primero, que las Olimpiadas inyectaron más de 10 mil millones de libras en las grandes empresas; y segundo, que los organizadores fueron incapaces de crear los 70.000 puestos de empleo estable prometidos. Un año después, un escaso 25% de quienes encontraron empleo directa o indirectamente en relación con los JJOO siguen en el mismo puesto de trabajo, apenas 20.000 personas.